miércoles, 25 de marzo de 2009

Disparando con rifles de a caballo




Disparando con las riendas en la mano derecha (con dedo fuera del gatillo hasta último instante)






Disparando con las riendas cruzadas sobre el cuello del caballo



NOTA: Este artículo fué publicado por Revista Magnum en el número 221 de Febrero 2008


Si bien el disparo con rifles de a caballo ha sido practicado por todas las caballerías del mundo, por los nativos, los colonos, pioneros, cazadores y jinetes de toda laya, (nosotros mismos lo hemos realizado por más de treinta años); en nuestra humilde opinión es un asunto de cuidado, porque requiere del uso de ambos brazos, y en el caso de los rifles de batalla o de caza mayor, hay otra consideración importante, ya que, además de su tamaño y peso, sus disparos llegan a tener un nivel de ruido de hasta 180 decibeles, lo cual los convierte en un asesino de oídos de los caballos.
Por eso, si bien se ha hecho y se hará, habría que olvidarse de disparar por deporte o diversión fusiles de caza mayor desde el caballo, salvo calibres “de pistola” como el 44-40, 38 Special, 45 Colt. y calibres pequeños como el .22 LR, .22 Mag, .22 Hornet., etc. Y creemos que el .357 Mag y el 44 Mag, aún disparados desde un rifle, deben evitarse desde el caballo por el ruido, salvo, lógicamente, durante una cacería, pero no los dispararemos por diversión.







Los calibres de rifle y fusil militar pueden recargarse con puntas de aleación de plomo con gas check y a velocidades preferentemente de hasta 1.600 pies / seg., teniendo un nivel de ruido relativamente bajo e imperceptible retroceso.
Cuando el jinete apunta con el rifle desde la montura, en un caballo brioso, nervioso, o que no conoce bien, debe tomar riendas y cabestro con los dedos mayor, anular y meñique de la mano derecha, dejando el índice libre para el gatillo y tomará el grip del rifle con la palma de la mano y dedo pulgar, mientras con la izquierda toma el rifle del guardamanos, y de esta manera llevará la culata al hombro.
Cualquier movimiento violento o abalanzada del caballo podrá tirar de las riendas moviéndo el brazo derecho, cuyo índice de mano derecha accionará el gatillo, con potenciales consecuencias desastrosas, por lo que el jinete cuidará de tomar las riendas “largas” y colocará el dedo en el gatillo sólo cuando esté listo para disparar.
Con caballos mansos y entrenados, la mejor solución para disparar es dejar las riendas colgadas sobre el cuello del animal,
pasadas tras el borrén de la montura o apretadas bajo los músculos aductores del muslo.
Para dejar las riendas sobre el cuello del animal o enganchadas tras el borren de la montura conviene que ambas riendas estén unidas entre sí, ya sea con un pasador como el de un cinturón,
o abrochadas o costuradas entre sí.
De esa manera, el jinete-tirador dispondrá de ambos brazos para manejar su rifle.
En una famosa escena del western True Grit John Wayne galopa con las riendas entre los dientes, un revólver en una mano y un rifle Winchester en la otra.
Nos preguntamos cuál puede ser la efectividad de los disparos realizados así y cual sería el valor de esa táctica de combate frente a hombres de a pie apostados con rifles.
Asimismo, si el caballo llegara a tropezar en una cueva o zanja, el tirón sobre las riendas arrancaría todos los dientes del jinete.
Tratándose de John Wayne, debemos ser tolerantes con esta escena, así como también con aquellas donde “pinta” a todo el mundo con la boca del cañón de su Winchester, dentro de habitaciones y salones, como si no se tratara de un arma letal.
Lejos de mi intención, sin embargo, está el criticar al inolvidable y gran actor, pero nunca se puede insistir demasiado en la prudencia y la seguridad en nuestro deporte y disciplina del tiro.
Volviendo al disparo con rifle de a caballo, el animal está pendiente del disparo y esta anticipación lo pone tenso y podemos esperar cualquier reacción de su parte.
Tampoco es posible apuntar con precisión desde un animal nervioso o agitado, cuya misma respiración impide el buen uso de las miras.
Si bien, por ejemplo, el Winchester y otros rifles a palanca en calibres como el 44-40 se han usado con éxito desde caballos a la carrera contra chanchos jabalíes, ciervos y guanacos, pumas, zorros y liebres, y nosotros también lo hemos hecho, debemos atestiguar que los disparos han sido hechos a corta distancia y de manera instintiva cuando el tirador juzga que las miras están sobre el blanco.
Uno aprende a disparar de esta manera y debemos decir también que la mayoría de los disparos son realizados hacia delante en un ángulo de menos de 90º y casi siempre a 35º y 45º respecto de las orejas del caballo, lo cual sin duda lastima sus oídos, por lo cual no debemos hacerlo, a menos que estuviéramos persiguiendo un puma asesino de potrillos.
Las caballerías de los ejércitos de muchos países han practicado el tiro con rifle de a caballo, y por ejemplo, la caballería americana de la segunda mitad del siglo XIX, equipaba a los soldados con un arnés especial de cuero que llevaban cruzando el pecho del cual pendía la carabina Springfield o Remington Rolling Block en el momento de entrar en combate.
Cuando dispraban sus carabinas dejaban las riendas, cosidas entre sí, sobre el cuello del caballo, lo cual liberaba ambos brazos para manejar el arma.
Luego del disparo, los arneses les permitían soltar la carabina monotiro, que quedaba colgando de este cinto de cuero, y así podían usar el sable o el revólver.
Si bien parece un método práctico, no creemos que sea agradable llevar una carabina colgada de esa manera cuando uno galopa en una batalla sobre terreno desparejo con su caballo saltando y corriendo enloquecido, porque la carabina saltará y nos golpeará con violencia la espalda y la cabeza, aunque no podemos asegurarlo porque nunca lo hemos experimentado.
De todas maneras, la guerra es la guerra y no se nos ocurre otro sistema para usar esa carabina monotiro en una batalla.


Anécdota:

En una ocasión recorríamos un cuadro con nuestro caballo Capitanejo, que desde potrillo fue siempre muy nervioso e histérico cuando se trata de armas y nunca pudimos lograr que acepte el ruido de los disparos.
Así, cabalgamos hasta el borde de un cañadón estrecho y profundo, con pendientes laterales de 45º donde hay a la orilla del arroyito que corre en su fondo, sobre el faldeo opuesto, un chenque, cueva amplia y de unos pocos metros de profundidad, donde se suelen guarecer en invierno ciervos machos jóvenes, cueva que siempre suele estar tapizada en su entrada con bosta de ciervos.
Esa mañana estaba neviscando con viento y al asomarnos al cañadón, sorprendimos a un ciervo macho de los denominados “asesinos“ por la forma de sus astas sin candiles, que al pelear, usa como sables para matar a sus oponentes.
El ciervo nos vió y comenzó a subir el faldeo del lado opuesto a donde nosotros estábamos, lo cual nos ofrecería una excelente oportunidad de dispararle, eliminar este mal reproductor destructor de la genética de los rebaños en el área y además, nos proveería de carne de ciervo para las milanesas que comeríamos con los paisanos y los amigos ese invierno (Ahora contamos con el Libro de recetas de Fulvio Razza, a quién debemos un ciervo para la cocina)
Sabiendo que el Capitanejo no nos permitiría disparar de a caballo, y dándonos cuenta de que los fuertes golpes de viento harían necesario apoyar el rifle de alguna manera, nos bajamos del caballo.
Pasando por delante del Capitanejo sacamos el rifle de la funda, que llevamos del lado del lazo (lado derecho) con la culata hacia delante y el cañón apuntando hacia atrás y hacia abajo, en la posición que los norteamericanos denominarían “nor- este“.
Llevábamos nuestro Browning BLR a palanca calibre .308W.
Ya al sacar el rifle, el Capitanejo se puso nervioso y empezó a tironear del cabestro con fuerza.
El ciervo, a todo esto, estaba ya a nuestra altura en el faldeo opuesto a unos ciento veinte metros de distancia del otro lado del estrecho Cañadón del “Agua Acida“.
Pusimos rodilla en tierra y sosteniendo el cabestro y rifle en la mano izquierda, nos dispusimos a apuntar y disparar, entre los golpes de viento y tirones del caballo.
Finalmente terminamos de jalar del gatillo al mismo tiempo que el caballo se sentaba hacia atrás y pegaba media vuelta.
Cómo supo el Capitanejo que el tiro estaba por salir nunca lo sabremos, pero no hay duda de que presintió el estampido.
El disparo había fallado, y por mucho, pero esto no era lo que nos importaba, sino que lo que ocupaba nuestra mente en este momento era que estábamos cayendo por el faldeo del abrupto cañadón, el Capitanejo huía a todo galope por el borde del mismo, y el rifle había volado y caído entre unos montes, mientras el ciervo llegaba al filo y cruzaba la meseta rumbo al siguiente cañadón.
Esa mañana caminamos seis kilómetros hasta arrinconar al Capitanejo contra un esquinero de alambrado, donde lo pudimos montar luego de mirar con detenimiento sus cuartos traseros y evaluar seriamente su potencial para milanesas.
Lección: No se debe disparar al lado de caballos nerviosos ni tampoco montándolos, y si es posible o hay tiempo hay que atarlos o darle el cabestro a un compañero, si lo hay.



Transportando el rifle cuando cabalgamos







En el campo argentino, la manera más común en que los jinetes
transportan el rifle es cruzado por delante, apoyado sobre las piernas o la parte delantera de la montura o recado.
Así, durante años hemos cabalgado al lado de paisanos que llevaban sus rifles de esta manera, muchas veces con la boca del cañón apuntando en nuestra dirección y Dios sabe que algunos de esos paisanos ni siquiera ponían el seguro.
El hecho de que no haya accidentes es algo que siempre nos ha admirado.
En nuestro caso, preferimos siempre cabalgar del lado de la culata y no de la boca del cañón del rifle de nuestro compañero.
El problema es cuando los jinetes son muchos, como en las grandes estancias y la cuadrilla de campo parece una patrulla de Pancho Villa.










Cuando guiamos cazadores, muchas veces hemos ofrecido llevar el pesado rifle del cazador en bandolera con su correa y esto es algo que muele la espalda del jinete en los campos de cordillera.
Es por eso que hemos fabricado fundas de suela London en las cuales transportar los rifles de caza mayor.
Estas fundas penden sujetadas a la montura mediante dos correas de cuero cuyo largo se regula para que la culata del rifle quede más alta que la boca del cañon, de manera que ésta apunte al piso.
Según el lado y la posición en que se ubique la funda se dice que el rifle se lleva en la posición nor-oeste, nor-este o sur-este.




Nor-oeste es la posición en la cual la funda se cuelga del lado de montar (izquierda) de manera tal que la culata quede hacia delante al alcance de la mano y la boca del cañón apunte hacia abajo y hacia atrás del caballo.
En esta posición si uno se baja del caballo apurado para hacer un disparo tendrá el rifle a su alcance enseguida.






Nor-este es la posición equivalente pero del lado del lazo (derecha), y es la que preferimos, ya que el rifle no molesta al subir o bajar del caballo.
Su defecto es que cuando nos bajamos del caballo para disparar tenemos que dar la vuelta por delante del caballo para alcanzar el rifle, ya que está del lado derecho.






Y por último esta la posición sur-este, es decir del lado del lazo
(derecho) pero con la culata hacia atrás y hacia arriba al alcance de la mano y la boca del cañón apuntando hacia abajo y hacia delante.
La ventaja de esta posición es que al bajarse del caballo el jinete puede sacar el rifle de la funda tirándo de la culata hacia atrás y cuando apoya su pie derecho en el piso (el izquierdo estará en el estribo) tendrá el rifle en su mano derecha.
Su desventaja es que si el caballo salta un obstáculo o sale al galope con violencia, el rifle puede salirse de la funda hacia atrás por la inercia o también puede salirse al subir una faldeo empinado y otra desventaja es que los rifles largos en esta posición suelen “clavarse” en el codillo del animal al bajar una cuesta empinada.
Todo rifle largo con mira telescópica deberá ponerse en la funda o sacarse de la funda con las dos manos, nunca debe sacarse de la funda cuando estamos sentados en la montura y sólo se pueden transportar en caballos mansos y acostumbrados.
Siempre que colocamos o extraemos un rifle de la funda en la montura debemos sostener el cabestro en nuestra mano o que alguien lo sostenga con firmeza y atención.
En cuánto a la posición sur-oeste, es decir del lado de montar (izquierdo) y con la culata hacia atrás, no hemos visto a nadie usarla, y en nuestra opinión, en esta posición, el pie del jinete se puede enganchar en la culata del rifle al bajarnos del caballo.

ANÉCDOTA:
Hace años, cuando éramos más jóvenes e indómitos
acostumbrábamos sacar nuestro Winchester Modelo 1892 en calibre 44-40 de su funda en posición nor-este mientras galopábamos y lo hacíamos tirándo de la culata hacia delante paralelamente al cogote del caballo y cuando el arma terminaba de salir lo hacíamos girar en nuestra mano para que el cañón apuntara hacia delante y disparábamos de a caballo a liebres, conejos o avutardas, zorros, choikes o guanacos.
En una ocasión lo hicimos en el Cimarrón, un zaino en el que nunca lo habíamos hecho antes.
Cuando vió o sintió la culata del rifle cerca de su cogote se asustó, quiso mirarlo mejor y torció el cogote hacia la derecha.
Entonces su cogote chocó con la culata y el Cimarrón se acosquilló con el rifle a medio salir.
Se abalanzó hacia la izquierda y comenzó a girar como trompo sacándole el cuerpo al rifle.
Finalmente el rifle salió de la funda disparado como una lanza y cayó en el suelo entre unas piedras, salvándose de daños graves.
Entonces el Cimarrón se arrastró a corcovear.
Los caballos que se asustan de algo que los toca o que ven en la zona de sus paletas y cuello se abalanzan, se “cuelgan” y giran como trompo, sacándole el cuerpo a lo que los asusta, pero si algo los asusta o los acosquilla por detrás, entonces corcovean.
La lección que aprendí es siempre enseñar a los caballos de a poco hasta que pierdan el miedo a las acciones humanas.
Se debe enseñar a los caballos permitiéndo que vean el rifle, lo olfatéen y luego parados al lado del animal, introducir un rifle corto en la funda de tal manera que el animal lo sienta contra su costado, cuando el rifle entra en la funda y luego al sacarlo.
Una vez que se haya acostumbrado se puede intentar de a caballo, pero siempre con rifles cortos y descargados.
El peor error que se puede cometer es pretender introducir un rifle largo y que se asuste el caballo, ya que el rifle caerá al piso o, si se lo ha introducido un poco en la funda, el animal puede empezar a dar vueltas hasta lanzar el rifle o golpear a alguien.


Los cazadores y sus rifles


En nuestra humilde opinión, el guía o outfitter de caza mayor jamás debe permitir a los cazadores llevar sus rifles con cartucho en la recámara cuando cabalgan, no importa que experimentados sean y cuantos trofeos record tengan, cuántas campañas en Africa o cuántas membrecías de honor en Capítulos del Safari Club Internacional.
El argumento de los cazadores de que accionar el cerrojo frente a la presa causa ruido me hace reír, especialmente dada la distancia de hasta 200 mts. que puede separarlos de la presa (el apostadero de noche en las aguadas es cosa diferente).
Además…¿no se puede accionar un cerrojo sin violencia y ruido?
Lo que sí he visto muchas veces es que incluso grandes cazadores se olvidan de accionar el cerrojo, cuando yo les he hecho transportar el rifle sin cartucho en la recámara.
La excusa de estos señores es la fiebre que los posee a la vista de la presa.
Yo nunca he sufrido esa fiebre que los americanos llaman “buck fever”.
La vanidad humana no tiene límites y hemos encontrado en años de guiar cazadores que muchos saben mucho de ciervos y de trofeos pero muy pocos podrían siquiera acercarse a un ciervo si estuvieran solos.
En la montaña, toda clase de accidentes y caídas pueden ocurrir y de hecho ocurren porque los cazadores vienen preparados para cazar a pie y no a caballo.
El mismo Bob Milek, ya fallecido, admirado autor de la revista Guns&Ammo y Petersen´s Hunting quedó colgado del estribo al bajarse del caballo ensillado con un recado de bastos criollo en una estancia en Bariloche, y cayó al piso con el pie aún trabado en el estribo.
Llevaba el rifle a la espalda y se salvó de milagro de que el caballo no se asustara y lo arrastrara.
El estribo que usan los paisanos es de fierro y muy pequeño, mientras que los estribos en la montura americana son muy grandes y seguros.
Bob Milek se incorporó y derribó su ciervo colorado.
Cabe mencionar que Bob Milek fue jinete de rodeo en Wyoming pero aún así fue al piso en Argentina por no usar el equipo adecuado o que él dominara y conociera.
En nuestro caso hemos tenido nuestros episodios felizmente sin consecuencias con cazadores que traen borceguíes de suela de taco que siempre son un peligro al cabalgar.
Esta gente viene preparada para cazar a pie pero cuando llegan quieren cazar de a caballo, haciéndo la vida difícil a quienes estamos o hemos estado en este negocio.
En el año 1987, durante una cacería en Las Breñas, sobre el río Aluminé, subíamos a caballo por el filo del Cañadón de La Cachaña, yo en punta, montando mi Cachafaz, el cazador austríaco Karl Helmut montándo la yegua Pompón y más atrás uno de mis guías, Angel Detona, montando una yegua alazana, más atrás aún otro cazador austríaco y al final, un paisano ayudante cerrando la fila.
Un filo estrecho de roca viva por donde corre una picada separa el Cañadón de La Cachaña del Cañadón Loncó, y este filo tiene una pendiente considerable.
Karl Helmut cargaba una mochila y su rifle a la espalda.
En el repecho parado, el peso de la carga lo inclinó hacia atrás, y Karl, inexperto, se cargó en las riendas para evitar caer.
Pompon, la yegua, blanda de boca, se vino de espaldas y Karl hubiera caído, a su vez, de espaldas sobre la roca viva posiblemente matándose, de no haber sido por Angel Detona, quien reaccionando con celeridad se arrojó de su yegua y “esperó” a Karl, abrazándolo en su caída, haciéndolo aterrizar suavemente sobre su mochila y salvándo el rifle de un golpe en la mira telescópica.
Se puede decir que Angel salvó a Helmut, a la cacería y la reputación nuestra como Outfitter, porque un accidente con un cazador no se perdona en el ambiente, pero muchas veces los cazadores cometen imprudencias y en la montaña, esto se paga.
En este caso, por suerte, los borceguíes de Karl no se trabaron en los estribos, porque otra hubiera sido la historia en ese caso.
En mi experiencia con cazadores españoles, austríacos y alemanes, estos carecen absolutamente de experiencia de cazar a caballo, aunque algunos me han mostrado fotos de cacería a caballo en Kazshaztan y otros lugares similares.


Cowboy Mounted Shooting



En los Estados Unidos se practica el deporte del tiro de a caballo con arma de puño y con rifles sobre globos inflados colocados sobre una hilera de postes enterrados en una pista o picadero.
Los jinetes, para el disparo con rifles, llevan las riendas cruzadas sobre el cuello del animal, lo cual libera ambos brazos para el manejo del rifle.
Esto no representa un problema, ya que los caballos conocen el recorrido recto a lo largo de la hilera de postes y no se desvían.
La Asociación que agrupa a estos deportistas es la CMSA (Cowboy Mounted Shooting Association).
http://www.cowboymountedshooting.com/
Los jinetes pasan al galope a lo largo de estos postes y van disparando sobre los globos con cartuchos de salva, munición homologada y certificada de fabricantes aprobados por la Asociación.
Se computa tanto los blancos destruídos como el tiempo que tarda el competidor en hacer el recorrido.
En este deporte la seguridad es un factor primordial, por lo que sólo se permite munición homologada y certificada y los cursos o pistas de tiro también lo son.
Como relaté en otra nota, escribí al Presidente de la Asociación que agrupa a quienes practican este deporte en USA con el fin de pedirles una receta para recargar mis propios cartuchos, ya que aquí no se comercializa la munición, y obtuve como respuesta una lista de los fabricantes de munición aprobada y legal.
La respuesta de esta gente fue muy elocuente.
Este deporte es muy interesante y combina la equitación con el tiro y la competencia.
No se puede pedir una mejor combinación.
Donde hay caballos y tiro deportivo no hay drogas.
¡Es preferible un trasero paspado o un porrazo que un nariguetazo y una nariz de platino!
¡Recordemos eso y eduquemos a nuestros representantes en el Congreso!
¡Hasta la próxima!
Mis BLOGS:
http://lasarmasdelalibertad.blogspot.com/

http://ciudadanoarmadosociedadlibreysegura.blogspot.com/

http://ciudadanoarmadosociedadlibreysegurav2.blogspot.com/

http://patagoniamedioambiente.blogspot.com/

http://riospatagonicosenpeligro.blogspot.com/

1 comentario:

skaramunga dijo...

Cabria aclararle al imbecil que hace comentarios soeces en referencia al atuendo y los aperos del creador del articulo, que existe la libertad de vestirse como le plazca a uno y en el caso del apero, bueno, es todo un tema ya que el tan mentado "recado" no es mas que un instrumento de tortura para el caballo y un articulo totalmente deficiente para el jinete, ya que no favorece el contacto con el caballo. Personalmente prefiero la silla de montar australiana por encima de la silla western del tipo que se ve en las fotos, pero sea como sea, jamas usaria un recado en uno de mis caballos; para lucir como una bolsa de papas a lomos de un pingo estan los "gauchos"